Un gigante con cuatro brazos. El reloj del quirófano se acerca al mediodía. Cuatro inmóviles brazos mecánicos se hunden en un bulto cubierto de paños azules y una cascada de tubos. Bajo todos ellos, un hombre de 57 años, anestesiado, con un cáncer de próstata. A su alrededor, un baile de personas que, durante más de una hora, han ido colocando el infinito tejido de cables, luces y torres mecánicas.
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